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domingo, 24 de enero de 2010

Juan Salvador Gaviota

Hace unos años, fue bestseller un estupendo libro de Richard Bach que se titulaba; JUAN SALVADOR GAVIOTA
Hablaba de una gaviota que se atrevió a soñar.
Le interesaba ser ella misma, vivir intensamente, potenciar todos sus talentos y posibilidades.
No aceptaba la vida monótona y siempre igual de la bandada que solo se atrevía a vuelos rastreros, sin alma, detrás de los desperdicios que arrojaban los barcos. Ella sentía en su alma, el llamado de las alturas, la vocación de libertad.
Pero por atreverse a proponer una vida distinta, la aislaron, la dejaron sola, la tacharon de loca y la desterraron.
Así,Juan Salvador, la pequeña gaviota, aceptó la soledad del aprender de nuevo, la soledad de la búsqueda de mares nuevos, nuevos cielos, nuevos horizontes. En lo profundo de su corazón adolorido, sentía que sus alas habían nacido para abrirse a la inmensidad de lo desconocido.Y se arriesgó.
Tras muchos intentos fallidos, un día se encontró surcando los altos cielos, azules, maravillosos, inmensos, con un halo de eternidad. Y ese día entendió por que y para que había nacido gaviota . Palpó el vértigo de lo profundo, vivió la originalidad, la iniciativa, la creatividad . Experimentó las honduras de la perfección : hasta el final de lo entendido, llegar hasta la raíz, el manantial de su propio ser.
Ya no se trataba tanto de buscar la libertad, como de ser libre. Y se entregó apasionadamente a ser ella misma, sin ataduras ni temores.
Pero Juan Salvador Gaviota seguía amando a los suyo, a pesar de que lo habían desterrado...Y decidió volver a la bandada para enseñarles que la vida podía ser algo mas interesante que comer y disputarse los desperdicios de los barcos. Estaba seguro de que su empresa no iba a ser nada fácil, que de nuevo lo aislarían, lo ofenderían pero no estaban dispuestos a cambiar ni a escuchar que alguien les hablara de la necesidad de cambio.
No le importaba que no lo comprendieran: con que una sola gaviota se atreviera a soñar y aprender un nuevo vuelo, se justificaba su aventura. En el fondo de su corazón Juan Salvador Gaviota adivinaba que era imposible vivir intensamente su libertad sin intentar liberar a otros, que la plenitud implicaba el servicio.
Volvió sin prédicas ni alardes. Solo trataba de ser una autentica gaviota nacida para volar. Poco a poco algunas gaviotas jóvenes se fueron acercando a presenciar su vuelo vigoroso. Y le pidieron que les enseñara a volar, experimentar otra vida, atreverse a ser libres..
"Todos podemos ser maestros de vuelos de altura, sembradores de utopías, exploradores de nuevos cielos y mundos más allá de los gritos y graznidos de la bandada; para que otros vean en nuestras vidas una invitación a trascender, a ir más allá de si mismos. Una invitación al riesgo de volar”

Hoy más que nunca, necesitamos hombres y mujeres que propongan pasión... el abrirse a la plenitud de lo desconocido,que nos levanten de tanto vuelo rastrero, de tanta ilusión en un mundo sin horizontes ni sueños, que rescaten y propongan con esperanzadora firmeza la vuelta a la utopía, el atreverse a construir un mundo donde sea posible la libertad y la aventura del servicio...

Recibi este texto anónimo y me recordó lo que sentí al leer ese libro... salía de la adolescencia entonces... que deseos de libertad! de superar las marcas! de alejar de mis proyectos todo lo mediocre...
Muchos vuelos ha habido desde entonces, tal vez no superé las marcas... pero siempre fui fiel al deseo de hacer lo mejor posible aún las pequeñas y cotidianas cosas, soñar y creer que se puede contagiar la pasión y el amor por lo que se hace...

viernes, 15 de enero de 2010

Dolor...


Hoy somos todos Haití...
nos duele su dolor...
hermanos mil veces desvastados...
va mi soladiradidad y oración...

jueves, 14 de enero de 2010

Tiempo.. de aprender...



La velocidad nos ayuda a apurar los tragos amargos.
Pero esto no significa que siempre debamos ser veloces.
En los buenos momentos de la vida, más bien conviene demorarse.
Tal parece que para vivir sabiamente hay que tener más de una velocidad.
Premura en lo que molesta, lentitud en lo que es placentero.
Entre las cosas que parecen acelerarse figura -inexplicablemente- la adquisición de conocimientos.
En los últimos años han aparecido en nuestro medio numerosos institutos y establecimientos que enseñan cosas con toda rapidez: "....haga el bachillerato en 6 meses, vuélvase perito mercantil en 3 semanas, avívese de golpe en 5 días, alcance el doctorado en 10 minutos....."
Quizá se supriman algunos... detalles. ¿Qué detalles? Desconfío. Yo he pasado 7 años de mi vida en la escuela primaria, 5 en el colegio secundario y 4 en la universidad. Y a pesar de que he malgastado algunas horas tirando tinteros al aire, fumando en el baño o haciendo rimas chuscas.Y no creo que ningún genio recorra en un ratito el camino que a mí me llevó decenios.
¿Por qué florecen estos apurones educativos?
Quizá por el ansia de recompensa inmediata que tiene la gente.
A nadie le gusta esperar. Todos quieren cosechar, aún sin haber sembrado.
Es una lamentable característica que viene acompañando a los hombres desde hace milenios. A causa de este sentimiento algunos se hacen chorros. Otros abandonan la ingeniería para levantar quiniela. Otros se resisten a leer las historietas que continúan en el próximo número. Por esta misma ansiedad es que tienen éxito las novelas cortas, los teleteatros unitarios, los copetines al paso, las "señoritas livianas", los concursos de cantores, los libros condensados, las máquinas de tejer, las licuadoras y en general, todo aquello que no ahorre la espera y nos permita recibir mucho entregando poco.
Todos nosotros habremos conocido un número prodigioso de sujetos que quisieran ser ingenieros, pero no soportan las funciones trigonométricas. O que se mueren por tocar la guitarra, pero no están dispuestos a perder un segundo en el solfeo. O que le hubiera encantado leer a Dostoievsky, pero les parecen muy extensos sus libros.
Lo que en realidad quieren estos sujetos es disfrutar de los beneficios de cada una de esas actividades, sin pagar nada a cambio.Quieren el prestigio y la guita que ganan los ingenieros, sin pasar por las fatigas del estudio. Quieren sorprender a sus amigos tocando "Desde el Alma" sin conocer la escala de si menor. Quieren darse aires de conocedores de literatura rusa sin haber abierto jamás un libro.
Tales actitudes no deben ser alentadas, me parece. Y sin embargo eso es precisamente lo que hacen los anuncios de los cursos acelerados de cualquier cosa.
Emprenda una carrera corta. Triunfe rápidamente.
Gane mucho "vento" sin esfuerzo ninguno.
No me gusta. No me gusta que se fomente el deseo de obtener mucho entregando poco.
Y menos me gusta que se deje caer la idea de que el conocimiento es algo tedioso y poco deseable.
¡No señores: aprender es hermoso y lleva la vida entera!
El que verdaderamente tiene vocación de guitarrista jamás preguntará en cuanto tiempo alcanzará a acompañar la zamba de Vargas. "Nunca termina uno de aprender" reza un viejo y amable lugar común. Y es cierto, caballeros, es cierto.
Los cursos que no se dictan: Aquí conviene puntualizar algunas excepciones. No todas las disciplinas son de aprendizaje grato, y en alguna de ellas valdría la pena una aceleración.
Hay cosas que deberían aprenderse en un instante. El olvido, sin ir más lejos. He conocido señores que han penado durante largos años tratando de olvidar a damas de poca monta (es un decir). Y he visto a muchos doctos varones darse a la bebida por culpa de señoritas que no valían ni el precio del primer Campari. Para esta gente sería bueno dictar cursos de olvido. "Olvide hoy, pague mañana". Así terminaríamos con tanta canalla inolvidable que anda dando vueltas por el alma de la buena gente.
Otro curso muy indicado sería el de humildad. Habitualmente se necesitan largas décadas de desengaños, frustraciones y fracasos para que un señor soberbio entienda que no es tan pícaro como él supone. Todos -el soberbio y sus víctimas- podrían ahorrarse centenares de episodios insoportables con un buen sistema de humillación instantánea.
Hay -además- cursos acelerados que tienen una efectividad probada a lo largo de los siglos. Tal es el caso de los "sistemas para enseñar lo que es bueno", "a respetar, quién es uno", etc. Todos estos cursos comienzan con la frase "Yo te voy a enseñar" y terminan con un castañazo. Son rápidos, efectivos y terminantes.
Elogio de la ignorancia: Las carreras cortas y los cursillos que hemos venido denostando a lo largo de este opúsculo tienen su utilidad, no lo niego. Todos sabemos que hay muchos que han perdido el tren de la ilustración y no por negligencia. Todos tienen derecho a recuperar el tiempo perdido. Y la ignorancia es demasiado castigo para quienes tenían que laburar mientras uno estudiaba.
Pero los otros, los buscadores de éxito fácil y rápido, no merecen la preocupación de nadie. Todo tiene su costo y el que no quiere afrontarlo es un garronero de la vida.
De manera que aquel que no se sienta con ánimo de vivir la maravillosa aventura de aprender, es mejor que no aprenda.
Yo propongo a todos los amantes sinceros del conocimiento el establecimiento de cursos prolongadísimos, con anuncios en todos los periódicos y en las estaciones del subterráneo.
"Aprenda a tocar la flauta en 100 años".
"Aprenda a vivir durante toda la vida".
"Aprenda. No le prometemos nada, ni el éxito, ni la felicidad, ni el dinero. Ni siquiera la sabiduría. Tan solo los deliciosos sobresaltos del aprendizaje".
ALEJANDRO DOLINA

hmmm... Dolina... me gusta su pensamiento tan "contracorriente" en muchas ocasiones...me gusta porque más alla de coincidir o no... hace pensar... genera... acuerdos, disensos, opiniones,etc...pensantes!!!
Y de eso se trata... al menos en este blog... de rendir un tributo al pensamiento...que moviliza y genera nuevos pensamientos y acciones! No se trata de frio raciocinio... se trata de esa fuerza interior que une mente y corazón y genera decisiones y acciones propias!

domingo, 10 de enero de 2010

Pensando en ellos...



...los niños!!!...
principes del silencio... sedientos de amor...que van escribiendo historias..
no estoy pidiendo imposibles...solo pido voluntad
ellos merecen vivir... ellos merecen soñar...

viernes, 1 de enero de 2010

365 páginas listas para escribirlas a full!...


Una piedra...
El distraído tropezó con ella...
El violento la utilizó como proyectil...
El emprendedor, construyó con ella...
El campesino, cansado, la utilizó de asiento...
Drummond la poetizó...
David, la utilizó para derrotar a Goliat...
Y Michelangelo le sacó la más bella de las esculturas...
En todos los casos
la diferencia no estuvo en la piedra sino en el hombre...
El año que estrenamos es el mismo para todos,
depende de nosotros lo que hagamos con él!!!!

Me gustÓ esta simple reflexión... la diferencia está en el hombre...
yo diría en el corazón del hombre
que impulsa, guia y dirige cual brújula sus pasos...
Que el nuevo año seamos capaces "de hacer la diferencia"...